Traducción y Relevancia: Reseña Blogger

Hablar sobre la obra de Ernest-Agust Gutt, Translation and Relevance (1991) 2 ed.(2001) es prácticamente empezar a hablar de traducción en el sentido contrario al desarrollo de este campo disciplinar. Empezar por lo «último» aunque no necesariamente lo final o más desarrollado. Me explicó. Para comprender la innovación que pronone Gutt, tendríamos que haber entendido la evolución de un sinnúmero de teorías de la traducción, la lingüística y la psicología cognitiva en los últimos 60 años.
Seguramente usted dirá -¿Entonces que hago leyendo esta entrada? Si no domina los campos antes mencionados, no se desanime, una particularidad del enfoque de Gutt es el reduccionismo, así que considero que podemos (con la anterior advertencia) comentar el libro en términos sencillos para estimular la lectura. (que de hecho tendrá que ser un buen número de veces)
Esto va en retrospectiva. Gutt se basa en la Teoría de la Relevancia (RT por sus siglas en ingles) para explicar la traducción. Entonces, si no conoce sobre dicha teoría, tendrá que empaparse un poco sobre ella. La RT fue desarrollada principalmente por Speber y Wilson como una explicación holística de la comunicación humana, desde (o como crítica a) los postulados pragmáticos (Searle, Austin, Grace) y la psicología cognitiva (Fodor). Entonces necesitará saber con que se come pragmática y psicología cognitiva, con algunas nociones de lógica formal y semántica.
La RT propone un modelo más amplio y preciso de comunicación (modelo ostentivo-inferencial) en oposición al modelo del código semiótico. En pocas palabras, cuando hablamos o señamos, nosotros no intercambiamos mensajes por el aire (como si los mensajes se pudieran encriptar en las moléculas de aire o en los fotones, ¿no?) sino producimos distorsiones del ambiente, llámese ondas acústicas o rayos visuales, que son interpretadas por nuestro sistema de procesamiento central cognitivo basándose en los supuestos, y contextos (si, tenemos un aparto que procesa información en la cabeza el cual es modular, es decir, especifica tareas para cada cosa ¿quien lo diría?)
Una vez se ha entendido esto (que el modelo del código es inexacto para explicar la comunicación) lo que viene es sentido común. La teoría de la relevancia aspira a ser una forma científica de explicar la comunicación. Gutt tuvo la fortuna de ser uno de los alumnos de doctorado de Deirdre Wilson, por lo cual tuvo la oportunidad de beber de las aguas de la teoría de la relevancia para aplicarla (o sustituirla) por la teoría de la traducción.
Y es que esa pareciera ser la conclusión que uno puede sacar después de leer a Gutt; que todo lo que se ha dicho sobre traducción no pasó de ser discurso y carreta, pero que no ha aportado nada al entendimiento del fenómeno. La gran conclusión del autor es: Ya que la teoría de la relevancia es forma más desarrollada y elaborada de explicar la comunicación, y ya que la traducción es una forma particular de comunicación (puntualmente un uso interpretativo interlingüistico), entonces no es necesaria una teoría de la traducción. Con la RT basta y sobra. Entonces a uno le queda el sabor de que algo falta y que el minimalismo no es tan satisfactorio.
Sin embargo, el aporte de Gutt es ciertamente un zarandeo para los Estudios de la Traducción en general, ya que sus apreciaciones son muy objetivas y agudas. En la primera sección donde habla del «Estado del arte» de los estudios sobre la traducción, es muy pertinente la crítica que realiza hacia el funcionalismo (por escoger una crítica puntual), al mostrar que la definición del término «función» (una columna vertebral del enfoque) es confusa y no soluciona nada. ¿Función o propósito según quién? Según la jerarquía o priorización de las funciones que cumple la traducción, responderan los funcionalistas. ¿y quien o que define las prioridades de una traducción? ahí el asunto se empieza a empantanar. Ya sea que respondamos que es el traductor, el cliente, la situación cultural dada etc. la que define la jerarquización de las funciones de una traducción, la crítica de Gutt deja al descubierto que la «función» sería un paso adicional agregado por los funcionalistas a la ya enmarañada teoría de la traducción. La voz de Gutt resuena por toda su obra sobre la necesidad de que la traducción pueda tener una explicación científica y no sólo especulativa e ideológica. La traducción plantea problemas que demandan más que un discurso. Este aporte de Gutt es muy refrescante y lo pone a la altura de abordajes integrales como los de Toury (1995).
Cuando uno termina de leer Translation and Relevance queda con el sinsabor de no saber que es lo que al fín propone el autor. Porque la propuesta de Gutt no es prescriptiva, pero menciona traducciones «correctas» en comparación con otras no tan exactas; No es descriptiva, pero menciona algunos casos particulares (los describe tímidamente) para mostrar como la RT puede explicarlos. No promete garantizar que el RT per se sea la clave del éxito de las traducciones, pero al mismo tiempo postula la RT como estructura teórica para evaluar la calidad de las mismas. Quizá tantos años de teorías de la traducción prescriptivas nos han acostumbrado a que nos digan como es la traducción, pero sin lugar a dudas Gutt logra salirse de ese esquema y aportar algo novedoso al campo disciplinar.
Lo que podría ser una debilidad de la propuesta teórica de Gutt -el hecho de que parta de la comunicación humana inmediata como modalidad de comunicación idónea (como si los libros se comportaran igual que el habla)- puede ser una fortaleza para los intérpretes de conferencia e interpretes de lengua de señas.
El modelo del código nos ha hecho mucho daño y ha ayudado a perpetuar muchos de los mitos que rodean nuestro desempeño. Asuntos como la «mala» interpretación del presidente Calderón de México o los problemas de los intérpretes en los juzgados que comenté hace unos años quedan claramente explicados con la RT. Puntualmente porque la RT pone en evidencia los supuestos y contextos que vivencia la interpretación como un acto de comunicación entre dos lengua y culturas. (Aprovecho para advertir que si hubiera leído sobre RT en ese año, me hubiera ahorrado algunos bits de energía escribiendo palabras innecesarias, pero lo escrito, escrito está y veo en mis entradas del 2009 un espejo de mi evolución como aprendiz y curioso de estos temas). Total, los intérpretes tenemos la afortunada o infortunada capacidad de leer todo que está a nuestro alrededor. Quizá muchas veces tomamos decisiones translatorias que nos hacen sentir culpables. ¿Por qué? porque existen palabras que se transmiten que literalmente no se han dicho en la lengua origen. ¿Y entonces? ¿Se lo está inventando el intérprete? Puede ser. ¿O existe información de tipo contextual que no es verbalizada en la interacción lingüística? En ese caso tendrían explicación muchas de las arriesgadas decisiones de los interpretes. Yo pensaría que la RT tal cual como la plantea Gutt no podría constituirse en una licencia 007 para omitir y agregar para los intérpretes pero ciertamente se constituye en una explicación válida para el comportamiento de muchos intérpretes eficaces… aunque el planteamiento de la RT sea ampliamente desconocida en la literatura sobre intérpretes de lengua de señas.
PDTA: La edición de St Jerome (10 años después de publicada el original) ofrece un Postscrip donde el autor tiene la oportunidad de responder de forma concreta a algunos de los cuestionamientos más relevantes a su propuesta después de una década.

Acerca de abarretoz

Sign Language Linguist and Anthropologist
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