Un pensador a las puertas del infierno

Tengo en este momento sólo treinta minutos para expresar un pensamiento. Treinta minutos para expresar algo que pienso que es muy importante.

Se preguntarán ustedes porqué hace un tiempecito no publico nada por estos lados. La razón, a parte de todo el aluvión de ocupaciones, responsabilidades e imprevistos que me han rodeado, radica en el hecho de que no sé que escribir. Si, cada vez que pasa el tiempo, empiezo a replantearme mis teorías sobre el conocimiento de la interpretación/ traducción y las comunidades Sordas.

A veces cuando quiero escribir, sólo logro como mucho, sentarme un rato -cual pensador de Rodin- a tratar de entender las complejas relaciones de dichos fenómenos.

En uno de mis primeros post, citaba yo la popular frase de Descartes donde mencionaba que leer un libro era ‘tener una conversación con hombres ilustres del pasado, pero no una trivial sino una conversación con sus pensamientos más selectos’. Pues bien, últimamente he tenido conversaciones muy interesantes y amonestadoras. He tenido conversaciones con ‘Sordos ilustres del pasado’ y algunos traductólogos. Pero como dije antes, muchas de estas conversaciones me han sacudido y me dejan sin palabras. Por lo menos ahora necesito tiempo para digerirlo. Y como ustedes han llegado este momento, han dedicado el tiempo suficiente para llegar a este punto de mi escrito y no cambiarme por el correo o por facebook, y como no puedo ni sé como compartirles lo que pienso, les dejaré por ahora tres preguntas traicioneras, digo traicioneras porque se sentirán tentados a responderlas inmediatamente. Como confío en que ustedes intentarán descifrar la complejidad de dichas preguntas, las dejaré como el único elemento que tengo en el momento para compartir mi perplejidad y ponerlos a pensar al estilo Rodin.
La foto que ustedes pueden observar arriba, la del famoso pensador de Augustus Rodin, tiene la peculiaridad de que fue inspirada para representar entre otras cosas, uno de los capítulos de La Divina Comedia de Dante Alligeri, puntualmente, el capítulo titulado «La puerta del infierno» en un parque temático de Paris en 1880, se dice que simboliza al propio Dante meditando su vida, ante las puertas de su «dantesco» (valga la redundancia) pasaje de la obra. Sin lugar a dudas, El Pensador ha sido el símbolo de la necesidad del hombre moderno por despojarse de las banalidades para lograr su estado más natural como ser racional, la lucha interna por la meditación… la habilidad para ensimismarse del mundo.

Esto me lleva a algunas curiosas coincidencias, por aquello del dicho que dice que «pueblo chico… infierno grande». A veces me siento como dicho pensador, que medita sobre lo que ha hecho y que no se imagina las cosas en que se va a meter. No sé si estaré haciendo lo correcto o no, intentando comprender y escribir sobre campos del conocimiento y experiencias humanas que pueden ser tan cerca pero al mismo tiempo tan lejos. Yo no lo sé, por eso, es mi primera pregunta traicionera:

¿Realmente ustedes pueden estar seguros de que comprenden la experiencia Sorda y que su modo de actuar es el apropiado para dicha comunidad?

No respondan automáticamente, Sí, porque entonces, estarían de mostrando poca delicadeza, perspicacia y reflexividad.
Ahora bien, no estoy siendo justo comparando las comunidades Sordas con el infierno dantesco, en primer lugar porque dicho infierno no existe en si mismo, (y aquí introduzco una pequeña cuña radial) como lo sabrán las personas que hallan leído diferentes traducciones de la biblia y un poco de historia, el infierno dantesco, es sólo una versión adornada de la tradición pagana, siendo esta como muchas otras más creencias asimilada en un proceso de sincretismo por la cristiandad en el siglo IV en el marco de una estrategia política para consolidar una religión del estado. A mi abuela la engañaron amenazándola con un «infierno» inexistente, pues dicha teoría, para el que crea que la verdad la tiene la Biblia, no tiene una tesis construida a través del hilo argumental del libro sagrado, como si lo tiene la resurrección, la llegada del mesías y el amor de Dios.
Si no me creen, no importa, pero cerrando esta cuña radial, les dejo algunas foticos de «otros» infiernos absurdos para que se diviertan.

















El infierno Budista


















El infierno Indú

Por su puesto, el adagio popular hace referencia a lo engañoso de creer que una comunidad pequeña, llámese, familia, vecindario, minoría, o guetto profesional tiene problemas o retos pequeños. Ni más faltaba. El infierno del dicho, hace metafóricamente referencia a los enormes retos que se tiene que «sufrir» o afrontar al trabajar o vivir en comunidades pequeñas. Comunidades donde difícilmente se conoce lo que es el anonimato. En ese sentido podría referirme como un «infierno grande» a las comunidades de intérpretes y de Sordos.
La segunda pregunta es más filosófica:

¿Podemos dilucidar una abstracción universal de ser-sordo-en el-mundo y de traslación que nos sirva de referencia para entender los fenómenos que nos rodean o debemos sólo entender la experiencia sorda y la traducción en función de lo que observamos de aquellas?
Esto nos lleva a las viejas dicotomías entre determinismo/relativismo, racionalismo/empirismo, idealismo/materialismo, positivismo/subjetivismo etc. que ni siquiera Kant, que intentó en su momento solucionarlas con sus tres críticas, lo dejo muy claro.

y la tercera, (porque ya llevo 4 horas escribiendo, corrijo: 60 minutos escribiendo y 3 horas en las nubes)

¿Podrá la traducción de y a las lenguas de señas alcanzar o luchar por un espacio entre las disciplinas traductológicas, toda vez que estas son claramente elitistas y responden al mantenimiento de las lenguas de prestigio de las comunidades mayorías con proyección internacional y que poseen una amplia tradición literaria en el sentido estricto de la palabra? ¿Es ese el camino de la traslatología de la lengua de señas o estamos condenados a quedarnos intérpretes (sin menos preciar las dinámicas de la interpretación, por su puesto)?

Notarán que cada vez hago preguntas más extensas. Está última, en realidad una pregunta múltiple.
Por esta razón, me siento como un pensador a las puertas de un infierno*(entiéndase en la segunda acepción mencionada)

Acerca de abarretoz

Sign Language Linguist and Anthropologist
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Una respuesta a Un pensador a las puertas del infierno

  1. Fernando dijo:

    Totalmente de acuerdo con el infierno grande, lo mas interesante es que «nos gusta» por lo menos a mi me gusta vivir en este tartaro y continuaré aprendiendo a vivir en el.
    En cuanto a la pregunta que entiendo en mi español mkas criollo y menos erudito, ¿entendemos la cultura sorda y nos adaptamos a ella?, entendiendo el adaptarse en un casi actuar e interpretar como un sordo quisiera… mmm bueno muy interesante, siempre me he esforzado por «adaptarme» a la cultura sorda, solo que mi espejo es muy subjetivo, mi opinión no tiene el mismo peso que tiene la opinin de una persona sorda, veremos que opinan ellos.
    Chao compa

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