La “Variedad Sorda de la Especie Humana”

Seguramente, usted relacionará el nombre de Alexander Graham Bell con la “invención” [1] del teléfono, un aparato que desde entonces ha quedado irremediablemente ligado a su apellido, especialmente, por fundar la empresa que lo enriqueció y difundió «su» invento: Bell Telephone Company. Sin embargo, uno de los aspectos que casi no se menciona de su actividad como investigador, fue su trabajo en la entonces llamada eugenésica (ciencia de la higiene genética i.e. de la «buena» producción de la especie)

En el año 1886, publico un estudio titulado Memorias Sobre la Variedad Sorda de la Especie Humana. Para Bell, el nacimiento de niños sordos suponía un problema que necesitaba corregirse y evitar la propagación de una variedad “defectuosa”. Resulta bastante paradójico que Bell, mediante sus estudios, hiciera todos los esfuerzos para eliminar la sordera de la raza humana, cuando su mamá era sorda (o ensordecida, pues comenzó a perder el oído cuando Bell tenía 12 años), y cuando se enamoró y se caso con una mujer sorda.

Al parecer, en realidad su “descubrimiento” del teléfono, sólo fue posible por su interés empecinado en que los sordos oyeran. Se dice que practicó toda suerte de experimentos para que el sonido de alguna manera llegara a los oídos de su mamá y su esposa sordas, pero no logrando su objetivo se percato que por lo menos, la voz si se podía transmitir por medios eléctricos y ¡Voilà! Tenemos el teléfono. Un invento tecnológico símbolo de la oralidad que hasta hace muy poco, sólo fue accesible para las personas sordas de forma independiente a través de los teléfonos móviles de última generación que incorporan video-llamadas.

El asunto resulta anecdótico pero representó miles de sufrimientos para la comunidad de personas sordas de Estados Unidos y del mundo, ya que basado en su prestigio como científico, Bell llego a aseverar que una de las razones por las cuales nacían personas sordas, eran la procreación entre ellas. Por lo cual, estos estudios sumados a otros, fomentaron la prohibición de matrimonios entre personas sordas y en algunos casos la esterilización (Padd, 2003)

Existen muchas razones que corroboran que el pre-nazismo de Bell estaba fundado por ideas preconcebidas de lo que es “normal” y “natural” de ese tiempo. Bell en su investigación visitó la isla de Martha’s Vineyard, donde 1 de cada 155 de personas era sorda (Groce, 1986), lugar en donde al parecer ser sordo era normal, pues el panadero, el pescador, el policía, muchos granjeros eran sordos. De hecho la gente no pensaba quien era sordo u oyente pues todos hablaban lengua de señas. Y esta pudiera parecer una historia de fantasía, sin embargo, la isla de Martha´s Vineyard (ubicada en la costa de Massachuset, ver mapa) en verdad tuvo este estado utópico de fraternidad para las personas Sordas por casi doscientos años.

Al parecer un gen de sordera de los antiguos pobladores ingleses que colonizaron los Estados Unidos por el territorio de Massachusset, fue el causante de que por medio de matrimonios endogámicos el gen aumentara las probabilidades de que cada generación tuviera más personas Sordas, es decir, amentara la probabilidad de sordera en la medida que disminuyera la variabilidad genética. (Es entendible que para los años 1700’s, no fuera tan fácil conseguir una chica de otro lugar que no fuera a 8 km a la redonda en la misma isla y que no fuera una pariente cercana o lejana)

Pero sigamos con Bell. El inventor se empecino en que los sordos oyeran y hablaran, tanto que creó una asociación para el fomento de la lectura labio-facial The Alexander Graham Bell Association for the Deaf and Hard of Hearing todavía existente. Como se podrá entender Bell no fue ni es muy apreciado por los sordos Estadounideses señantes pues llegó a ser uno de los padres del oralismo norteamericano y de todo lo que conllevo este movimiento.

Sin embargo, este señor no fue tan malo como se pudiera pensar. Con la fama que adquirió y el poder que tenía puedo haber hecho mucho más daño del que se pudiera pensar, hasta cierto punto su conocimiento de la lengua de señas y su relación con personas sordas lo «humanizó». Según documentos resguardados en la biblioteca John Hitz Memorial Library de la Fundación Alexander Graham Bell, ubicada en Washington D.C., Bell visitó y transcurrió por unos 4 años la isla de Martha´s Vineryard y tuvo la oportunidad de apreciar en vivo y en directo la utopía Sorda de una sociedad sin discriminaciones donde todos hablaran lengua de señas, al parecer, este asunto desconcertó mucho a Bell, pues según su teoría los matrimonios entre sordos generaban mas sordos, pero la constante de Marthas´s Vineryard era que los matrimonios de oyentes tuvieran más probabilidad de tener hijos sordos -asunto que se podia explicar con facilidad por medio de las leyes de Medel desconocidas por el científico.

Cuando Bell llegó a Climark, -el poblado que tenía la tasa más alta de sordera -, elaboró la tesis de que quizá la tierra de Climark tenia un «polvo» extraño que fomentaba la sordera. Bell tuvo la oportunidad de ver en escena la lengua de señas de Martha´s Vineyard. Una lengua de señas que llegó a manejar para sus fines científicos (escribió unos diez volúmenes de notas que recolecto al entrevistar personalmente a sordos y oyentes de la isla), pero que se resistió a valorar.

Este es el caso de una genialidad que mostró una franca irresponsabilidad social y académica. Bell no tenía porque pensar como nosotros, en una época en la que contamos con mucha información y las sociedades han avanzado en el reconocimiento de las diversidades. No, Bell no tenía porque pensar en los aspectos socio-antropológicos de las comunidades sordas, él no tenía que imaginarse la deafhood y aspectos interculturales en la relación entre las personas sordas y oyentes. Le perdonamos eso. Para su tiempo, era apenas imaginable que la mayoría de personas viera a los sordos como discapacitados. Pensemos en la historia de nuestros países latinoamericanos sólo 20 o 10 años atrás… incluso en este momento que escribo, no es muy diferente de lo que pensaba y quería Bell; que las personas sordas fueran «normales» y por lo tanto disfrutaran de las cosas a las que pueden acceder los «normales». Debemos imaginarnos sus acciones en el contexto histórico que vivió.

Pero hay un asunto en el cual tenemos que ser severos con Bell. El hecho que se empecinará en su derrotero y se encegueciera ante lo que le mostraban sus datos. Bell era un científico de la época, como investigador tenía que objetivamente llegar a conclusiones sólidas a través de un metodología impecable. El asunto no era lo que él quisiera que fueran las conclusiones, (al fin y al cabo eran parte de las hipótesis) sino lo que arrojaran los datos de su investigación. Alguien podría decir defendiéndolo, que quizá, puso sus ojos y atención en el lugar equivocado, motivado por sus deseos. El asunto es que Bell tuvo la oportunidad de percibir en carne propia un modelo a pequeña escala de la tan anhelada «inclusión» contemporánea entre sordos y oyentes y sólo lo que se le ocurrió fue decir que el suelo de Climark causaba extrañamente sordera.

Si tuviéramos a Bell hoy en día podríamos reprocharle: ¿Por qué no tuviste la sensibilidad humana para apreciar las lenguas de señas naturales como vehículos para la comprensión del mundo? ¿No te deslumbró ver una sociedad que utilizará una lengua cuatridimensional -discurso visual- como lo llamabas? ¿La lengua de señas sólo te servía para hacer espectáculos donde mostrabas que se podía transmitir información (por ejemplo frases en latín) sin proferir sonido alguno? ¿No sentías una doble moral al promover estas actividades circenses y al mismo tiempo abogar porque no nacieran más sordos? ¿Por qué no fuiste como L´Epee que pudo deducir que las señas eran útiles para la educación sin conocer la experiencia de Martha´s Vineyard? ¿Por qué no tuviste los ojos de un antropólogo o un lingüista que apreciará la diversidad humana?

No tenemos forma que nos conteste. Lo cierto es que las comunidades Sordas han evolucionado, se han organizado como pueblos, han logrado que su lengua (la lengua de señas) sea investigada por prestigiosos lingüistas… han reclamado -de un modo distinto- que son un pueblo, una raza… la variedad sorda de la especie humana.



[1] Bell experimento con la posibilidad de transmitir la voz humana por medios eléctricos. Sin embargo el desarrollo del teléfono fue justamente atribuido por el congreso de los estados unidos a Antonio Meucci, quien unos años antes, había desarrollado el aparato pero no había podido patentarlo por sus restricciones económicas.


Fuentes:

Groce, 1985, Everyone Here Spoke Sign Language, Cambridge (Massachusset), Harvard University Press

Reseña: (Oviedo, 2006) http://www.cultura-sorda.eu/resources/Resena_Groce_1985.pdf

Acerca de abarretoz

Sign Language Linguist and Anthropologist
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Una respuesta a La “Variedad Sorda de la Especie Humana”

  1. Anónimo dijo:

    buen articulo me parecio llamativo y me informo de ciertas cosas

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